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Descripción
Se absorbe en el intestino delgado. Este mecanismo es saturable y una vez que la concentración de vitamina C alcanza niveles adecuados, el sobrante es excretado por la orina.
El ácido ascórbico es la forma ácida de la Vitamina C. Su actividad es cercana al 99%. Ambos son químicamente idénticos y no existen diferencias conocidas en sus actividades biológicas o en su biodisponibilidad.
Los flavonoides son compuestos polifenólicos que se encuentran en plantas y frutas cítricas. Su presencia aumenta la biodisponibilidad de la vitamina C.
Además, el consumo de tabaco destruye entre 25 y 100 mg de vitamina C. Lesiones físicas o emocionales reducen los niveles de esta vitamina. El uso de aspirina, antibióticos, cortisona, tranquilizantes o anticonceptivos provocan una elevada eliminación de vitamina C. El consumo elevado de alcohol o la inhalación de humo procedente de la combustión de petróleo favorecen su eliminación precipitada. La intoxicación por plomo, cobre inorgánico, mercurio, aluminio y cadmio, entre otros, también reducen los niveles de vitamina C. El consumo de aceites rancios o las enfermedades infecciosas son otros motivos de su rápida eliminación.
ADVERTENCIA:
Las personas sometidas a terapia anticoagulante deben consultar sobre su utilización.
Utilización
Indispensable para la formación del colágeno y, por tanto, de tejido conectivo.
Mejora el aspecto de la piel y evita y reduce las manchas, sobre todo las producidas por el sol y la oxidación celular, evitando el envejecimiento de la misma.
Fundamental para la cicatrización de las heridas, quemaduras y encías sangrantes.
Es un potente antioxidante no enzimático que, aun en pequeñas cantidades, protege moléculas como proteínas, lípidos, carbohidratos o ácidos nucleicos (ADN y ARN).
Disminuye la posibilidad de formación de trombos en los vasos sanguíneos.
Ayuda a combatir las enfermedades víricas y bacterianas.
Tiene un papel relevante en el metabolismo del calcio.
Protege de la oxidación a la vitamina B2, el ácido fólico, el ácido pantoténico y las vitaminas A y E.
Es cofactor esencial en multitud de reacciones enzimáticas.
Interviene en los procesos de detoxificación de sustancias como el cadmio, mercurio, plomo y DDT.
Fortalece la pared de los vasos sanguíneos, evitando su deformación o rotura.
Favorece la hemostasia y la formación de la dentina.
Mejora el crecimiento del hueso y estimula la consolidación en caso de fracturas.
Indispensable para la oxidación de la fenilalanina y tirosina.
Regula la liberación de histamina y prostaglandinas.
Estimula la inmunidad celular y humoral.
Actúa como cofactor en la degradación del colesterol y en la síntesis de adrenalina.
Favorece la absorción y el almacenamiento del hierro, así como la liberación del mismo de la transferrina y de la ferritina.
Inhibe la formación de nitrosaminas carcinogénicas, formadas por la reacción entre los nitritos existentes en las carnes conservadas y las aminas dietéticas.
Participa en la formación de neurotransmisores como la serotonina y en la conversión de dopamina a noradrenalina.
Es un protector cardiovascular, reduciendo el riesgo de hipertensión, enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular.
Junto a otros antioxidantes mejora los marcadores relacionados con las enfermedades cerebrales de tipo degenerativo.